jueves, 29 de mayo de 2014

Diseño e Investigación en México

Introducción
            Las principales disciplinas del diseño que se manifiestan activamente en México en la práctica profesional, son Arquitectura, Diseño Gráfico y Diseño Industrial. Dentro de cada una de éstas disciplinas podemos encontrar ramificaciones dado su desarrollo y desenvolvimiento como actividades de alta demanda en el medio creativo. De la arquitectura se pueden desprender, por ejemplo, el diseño de interiores, en el caso del diseño industrial se pueden encontrar entre otras el diseño de stands para exposiciones, del diseño gráfico se desprende el diseño web. Son distintas las ramificaciones que podemos encontrar pero en general son estas tres las disciplinas que en la actualidad tienen un lugar en las distintas organizaciones o instituciones que producen algún bien o servicio en México. Basta con escribir la palabra diseño en los portales de bolsa de trabajo en Internet para que de inmediato aparezcan estas tres opciones principalmente.
            Estas disciplinas del diseño se imparten tanto a nivel técnico como universitario. Al hablar de nivel técnico, se debe puntualizar que se ofrecen como carreras técnicas a nivel de bachillerato; lo que significa que ya al terminar este nivel educativo, el egresado que eligió cursar de manera complementaria alguna instrucción  técnica en software de diseño estaría en posibilidades de ejercer la práctica profesional sin los conocimientos teóricos de diseño arquitectónico, industrial o gráfico. El dominio de estos conocimientos técnicos es suficiente para poder obtener un empleo, aunque sea mal remunerado. En general lo que la industria valora de las carreras dedicadas al diseño es el manejo de software y la habilidad para resolver los denominados bomberazos (entregas urgentes).
La tecnificación del diseño es uno de los grandes problemas a los cuales se enfrentan los egresados universitarios que terminan su licenciatura creyendo que obtendrán el empleo de sus sueños donde podrán aportar sus ideas y propuestas sustentadas en la formación académica obtenida a lo largo de 4 años de estudio de nivel superior. La idea de invertir dinero, tiempo y esfuerzo estudiando en una universidad tiene como finalidad el poder acceder a mejores oportunidades laborales. Por otro lado, la aclamada formación académica se sustenta en planes de estudio supuestamente formulados para responder a las exigencias y requerimientos de acuerdo al desarrollo del país. Ya en el medio profesional, se hacen evidentes un cúmulo de factores contradictorios a los cuales debe adaptarse el egresado.
            Por un lado existe contradicción entre lo que coadyuva para desarrollar a los sectores productivo y social y lo que la iniciativa privada concibe como desarrollo. De ahí que el perfil de egresado universitario que producen las universidades y el perfil de empleado que demanda el mercado laboral sean tan dispares. Otra contradicción surge cuando se plantea el proponer teorías de diseño que  estén en comunión con la realidad socio-económica del país. ¿De qué manera se puede generar teoría de diseño si lo que se requiere de los profesionales del diseño es que sean simplemente obreros del diseño?
            Es bien conocido el poco o nulo interés de la iniciativa privada por generar una cultura de la investigación en diseño. Podría decirse que prácticamente el único lugar donde se realiza investigación en diseño es en las universidades a través de sus programas de posgrado. Fuera del ámbito académico el diseño no es visto como una disciplina cuya producción de conocimiento pueda ser útil o aprovechable. Por lo regular el diseñador debe estar constreñido a tareas técnicas (ser un simple operador de computadora) o de coordinación (ser capataz del personal de producción). Para tristeza de las disciplinas de diseño, al terminar la educación universitaria, termina el desarrollo de las capacidades intelectuales productivas dando lugar exclusivo al desarrollo de las capacidades técnicas; lo que deja al diseñador en una posición poco participativa en la que simplemente espera órdenes y las ejecuta.
            Resulta entonces lógico que el avance en la producción de teorías de diseño generadas en el país, sean muy poca en comparación con países latinoamericanos como Argentina, Chile o Brasil. En México todo lo importamos de España o de Estados Unidos. No es sorpresa el por qué no se haya podido generar conocimiento que sirvan de base para impulsar una construcción teórica actualizada y más relacionada con los problemas del país. Quizá así podríamos independizarnos tecnológica e ideológicamente de todos los demás países que solamente usan al nuestro como tierra de manufactura barata. Tomemos el ejemplo de los chinos, quienes a través del estudio minucioso y el uso de la ingeniería inversa han logrado dominar la tecnología más avanzada de otros países e incluso han llegado al punto de poder proponer soluciones mucho más prácticas y baratas. Han superado a todas aquellas potencias del conocimiento y ahora son una potencia mundial.


Técnica Vs Teoría
Hay dos modalidades en las que se puede estudiar una carrera de diseño: la educación media superior ofrece títulos técnicos en dibujo arquitectónico, diseño gráfico y diseño de mobiliario o textil. La educación superior ofrece títulos a nivel licenciatura en Arquitectura, Diseño Gráfico y Diseño Industrial. Sin embargo pareciera que hay solamente una modalidad para ejercer estas carreras: el nivel técnico.
            Las carreras de diseño, como otras muchas carreras, se pueden ejercer tanto en empresas privadas como en instituciones de gobierno. Sin embargo tanto una como otra, buscan diseñadores para sus áreas productivas o de comunicación con un solo criterio a evaluar: El dominio de programas computacionales que cada candidato ofrece. No es de su interés saber si fue un estudiante del tipo dualista, múltiple, relativo contextual o comprometido con el relativismo (según el esquema de Perry[1]). Seguramente si conocieran el estudio de Perry harían exámenes enfocados a reclutar únicamente pensadores dualistas. Pero solamente les interesa la parte operativa de la persona y saber si puede aguantar el estrés.
            Una vez que ha logrado ser reclutado, el diseñador comienza la obligada y dura etapa de la adaptación al nuevo medio. Si es un recién egresado, se encontrará con un nuevo mundo tan limitante como la cárcel. El diseñador comienza a proponer nuevos métodos, propone no utilizar materiales contaminantes, incluso propone reorganizar las tareas del taller (en el caso de diseñadores industriales). Pero sus sugerencias caen por lo regular en oídos sordos. Entonces poco a poco se le va reubicando mentalmente para que acepte que fue contratado únicamente para operar una computadora y para servir de intermediario entre la empresa y sus clientes y proveedores. En especial para el egresado de una universidad, el choque con la realidad es duro. Toda aquella teoría que le fue enseñada en la carrera, ahora no le sirve más que para ser blanco de burlas y para seguir sintiéndose un poco más arriba que un técnico.
            Sin embargo hay una luz de esperanza para que no se pierda esa esencia académica. Y es que existen contadas empresas donde se permite que el diseñador no solamente experimente, sino que registre sus hallazgos (por lo regular a propuesta del mismo diseñador). En algunos lugares son bienvenidas las propuestas para generar documentos que registren los procedimientos y los resultados obtenidos. Incluso hay lugares donde se promueve que el conocimiento sea compartido, es decir, que las personas que son especialistas en algo transmitan sus conocimientos a los demás.      Últimamente ha ido cambiando, aunque sea un poco, la mentalidad de los directivos de ciertas empresas en México. Esto obviamente se debe a que toman el ejemplo de otros países; o incluso se puede deber también a que reciben la orden de cambiar la perspectiva desde los directivos más altos en el país de donde es originaria la empresa.
La generación de teoría o de conocimiento en torno a las actividades del diseño es un paso fundamental en el desarrollo y apropiación de nuevas técnicas, nuevos procesos, nuevas ideas o conceptos. Los beneficios no solamente pueden darse en las empresas grandes y consolidadas, también en las pequeñas empresas es posible que la generación de conocimiento desde dentro de su estructura, resulte en grandes beneficios tanto para su personal como para sus clientes y la sociedad en general.
            No solamente el ser competitivo a nivel técnico traerá el éxito de la empresa o institución; también el manejo y la generación de conocimiento pueden ser un camino hacia una revaloración del producto o servicio que se ofrece. No es gratuito que la idea de “Responsabilidad social” o “Responsabilidad ecológica” estén siendo adoptadas por todo mundo. A primera vista se puede juzgar que ese es un truco de marketing, y puede ser cierto. Pero si esas llamadas “responsabilidades” son abordadas desde un cúmulo de conocimiento y teorías, entonces realmente se está aportando valor a la actividad de la empresa o institución.
Investigación en diseño
Para generar conocimiento es indispensable llevar a cabo una labor de investigación bien enfocada en cuanto a los objetivos perseguidos y adecuadamente estructurada tanto conceptual como metodológicamente hablando. Por lo regular las carreras de diseño en México no exigen que sus estudiantes tengan las nociones básicas de investigación. La UAM es de las únicas universidades que incorpora a sus planes de estudio la enseñanza de la investigación seria. Tan es así que el requisito para aprobar cada trimestre es presentar un trabajo de diseño fundamentado en una investigación al menos documental y en muchos casos en pruebas de campo.
            Si bien es cierto, una vez egresados de la universidad, la gran mayoría de los alumnos no vuelven a ejercer esa parte de su formación académica. Al menos no de manera formal, ya que esas habilidades no quedan totalmente en el olvido. Son utilizadas inconscientemente para reforzar actividades recreativas. Es increíble, pero un gran número de universitarios se convierten en expertos navegadores de Internet y se abren camino mucho más fácilmente en el cyber-espacio que una persona menos instruida en investigación. Aunque sea un poco irrisorio admitirlo, se requiere de habilidades de investigación para encontrar películas de culto, soundtracks de películas, software, información personal, etc.
            Inclusive, esta habilidad de investigación es utilizada de manera informal y sin estructura para ejercer su profesión. Los resultados de esas pequeñas investigaciones no son documentos que reporten hallazgos o que propongan teorías. Para lo que usa la investigación es para resolver problemas que surgen en la cotidianidad de su labor. Busca procesos más eficientes, nuevos materiales, herramientas especiales, soluciones a las que llegaron en otros sitios, etc. Lamentablemente casi nunca se documenta el fruto de toda esta labor. Simplemente se usa al momento para resolver el problema del proyecto en turno y se olvida para pasar al siguiente problema.
            Se daría un gran paso en las disciplinas del diseño si durante la formación profesional se recalcara a los alumnos el valor del registro de cada hallazgo relacionado con su quehacer profesional. Si se hiciera consciencia de la gran utilidad de documentar cómo se enfrentan a los problemas desde que aparecen; el pasar por el proceso de evaluación de la situación, la generación de preguntas conductoras que lleven a posibles soluciones, o que apunten a explicar el origen del problema; las hipótesis, la recolección de información útil, los experimentos y sus resultados y al final explicar cuál fue la solución y quizá proponer futuras aplicaciones de esta solución, se estaría fomentando el uso práctico de la investigación profesional.
            Lo que diferencia en gran medida a las instituciones de educación técnica de las instituciones universitarias es que a los alumnos se les enseña a investigar. Efectivamente los egresados salen al mundo laboral y en algunos casos utilizarán esta habilidad, aunque sea a medias. Si el valor de la educación universitaria es la cultura de la investigación, entonces habrá que darle mayor énfasis a lograr que los egresados universitarios realmente conserven esa cultura y la lleven consigo en adelante a donde quiera que vayan y en lo que sea que realicen. Es así como los mismos egresados dentro de sus empresas o instituciones harán visibles los beneficios de la documentación y de la investigación para la generación de conocimiento y teorías. Es una de las labores en las que las universidades pueden aportar otro granito de arena para que la educación superior sea revalorada y la idea de sustituirlas por instituciones de educación técnica quede en el  olvido.


Conclusiones
Con un motor de investigación lo suficientemente acelerado y excitado, es muy probable que la cultura de generación de conocimiento en diseño en México crezca y evolucione a través de su propia inercia. Si una institución universitaria, dígase la UAM, comienza a enviar un nuevo tipo de profesionista que, no importando dónde esté, haga investigación y genere conocimiento, por más simple que éste sea; y cuyos hallazgos documentados sean valorados y asimilados dentro de los procesos internos de las organizaciones; entonces otras instituciones educativas se interesarán por ofrecer una formación con características similares a la de esos profesionistas investigadores. Esta nueva ola de profesionistas investigadores sería la base desde la cual pueda crecer en México una nueva concepción de las prácticas de diseño. Ello significaría un gran paso hacia la construcción de una escuela de diseño mexicano que sea impulsora de cambios benéficos para el desarrollo del país, lo que contribuiría a una verdadera independencia, tanto en el ámbito tecnológico como en el cultural.
¿En qué medida cambiaría México si tuviera en cada universitario a un investigador crítico y generador de conocimiento?


[1] Perry, W. G. Forms of intellectual and ethical development in the college years: a scheme. New York: Holt, Rinehart and Winston, 1968

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