miércoles, 21 de septiembre de 2011

Niebla

Cuando comencé a cambiar de niño a adolescente, mi cerebro comenzó a llevar a cabo procesos que nunca antes se me hubieran ocurrido.
¿Por què los pubertos son tan rebeldes?
La respuesta es sencilla. Adquieren la habilidad de observar con claridad las contradicciones del mundo que los rodea. Personas mintiendo, actuando de la manera opuesta a la que predican, personas manipulando a otras personas, abusivos aprovechándose de la ignorancia de otros...
A cierta edad todo se vuelve claro. Lo màs impactante es darse cuenta de algo que cambia nuestro universo para siempre e irreversiblemente: nuestros padres son humanos comunes y corrientes, con miedos, defectos, no lo saben todo y estàn limitados por su idiosincrasia. Por ende, esas limitaciones las heredamos.
Es entonces cuando uno se revela contra ese mundo heredado porque nos parece falso y limitado. Nos damos cuenta de que hay todo un universo allà afuera, esperàndonos para que lo descubramos y lo asimilemos. Nuestro deseo por construir nuestro propio universo nos lleva a socializar con personas diametralmente distintas a todo lo que podamos encontrar en nuestra familia. Entramos en contacto con ideologías diferentes, formas de pensar que ellos consideran radicales. Comenzamos a alejarnos de la religión que nos inculcaron y quizà encontremos otra o incluso vayamos màs allá y formulemos nuestra propia idea de Dios.
Desde chicos nos programan para que veamos el mundo a su manera. Pero la diversidad cultural, la TV y ahora tambièn el internet, coadyuvan a que esa programación sea algo diversificada. Sin embargo la mente de un niño prioriza la programación que recibe de su familia. Y cómo no hacerlo, si a esa edad necesitamos desesperadamente que alguien nos explique todo!
Nos tragamos completito cualquier cuento que nos digan de los 0 a los 10 años màs o menos. A menos que haya alguna influencia muy fuerte que nos estè mostrando algo distinto. Y es justamente al ir entrando en la pubertad que uno comienza a prestarle atención a las influencias externas como amigos, tìos, primos, vecinos, personalidades de TV, etc. Luego, si uno decide  seguir estudiando, en el bachillerato y màs adelante en la universidad, conoce alguno que otro profesor que nos muestra todo un sistema ideològico mucho màs amplio.
En el transcurso de la adolescencia a la adultés, la vieja programación va sufriendo transformaciones increíbles. Los viejos mitos de la infancia se van cayendo uno a uno.
Pero hay que tener cuidado. Muchas personas pierden el sentido de la ètica y de la moral. En el peor de los casos se convierten en criminales sin remordimientos y hasta cínicos. Y en el menos desafortunado de los casos se hacen personas horrendas, manipuladoras, mentirosas, chismosas e intrigosas.
Esa gente queda atrapada por la ilusión de creerse màs astuta. Su ego los limita a satisfacerse con emociones opacas y primitivas. Quedan atrapadas en la superficialidad de elevar a la burda materia por encima del conocimiento y el crecimiento existencial.
Muchos de los elementos de nuestra programación, estàn basados en creencias banales y materialistas. Aprendimos desde muy chicos a adorar lo material. Tanto asi que respondemos automàticamente, anteponiendo a nuestra propia seguridad, la integridad de cualquier gadget en peligro. ¿Cuàntas veces no hemos arriesgado los dedos por salvar una càmara? ¿Cuantas veces no cruzamos el tràfico por salvar un telèfono mòvil? ¿Cuantas veces no pusimos el piè para amortiguar la caída de una pesada pantalla LCD?
Algunos si lo hemos hecho, otros màs prudentes han dejado caer o perder el objeto, pero se han enojado rabiosamente por no haber reaccionado de otra manera.

La batalla para lograr una mejor programación mental es terriblemente difícil y agónicamente larga. Dura toda la vida. Es especialmente difícil porque no hay un solo "verdadero camino". Hay muchas opciones en el universo del pensamiento humano. Tantas como estrellas en la Vía Láctea. Hay miles de religiones, miles de filosofías, miles de caminos que se cruzan con otros caminos y forman nuevos. ¿Cómo saber cuàl camino tomar? ¿Es necesario elegir uno? ¿Puedo elegir varios que sean afines? ¿Puedo tomar un poco (lo mejor) de cada camino?
Què difìcil responder todas èstas preguntas. Y no hay nadie que pueda responder objetivamente a ninguna. Todos creen que su propio camino es el mejor. Pocos se atreven siquiera a plantearse la posibilidad de que el camino que estàn siguiendo no sirva màs que para vegetar.
En la actualidad la mayorìa de la gente son borregos que siguen a otros borregos que siguen lo que les proponen los medios. Los medios le proponen a los borregos lo que le conviene a las empresas multinacionales, a los monstruos corporativos.
Medios y empresas trabajan de la mano para manipular, explotar y exprimir mejor a los borregos. Los borregos trabajan duro para comprar caro lo que ellos mismos producen con sudor y sangre por sueldos miserables.
El motor de todo èsto es el ego.
Nadie nos enseña a combatir al ego. Al contrario, a nuestros antepasados se les enseñó a defender al ego a toda costa. Y es lo mismo que ahora la mayorìa de la gente enseña a sus hijos. Los padres ayudan a los medios a fortalecer la idea de engordar al ego. Entonces todos crecemos entrenados para la eterna batalla en contra de todos los demàs por demostrar quièn tiene el ego màs fortalecido. Quièn es el màs "valiente", quièn es el màs a la moda, quièn es el màs inteligente, quièn es el màs atractivo... Todos queremos competir en alguna de la categorías o en varias a la vez. Pero èsta batalla nos mantiene atrapados en una niebla que no nos deja ver la realidad del mundo humano. La realidad es que estamos siendo alentados a combatir unos contra otros mientras las corporaciones nos van robando libertades y oportunidades de crecimiento.
Antes el agua no se vendìa embotellada. Mamà hervía el agua y llenaba una jarra con ella. Antes las playas eran pùblicas, ahora los hoteles tienen el derecho de retirar a las personas no registradas de "su playa". ¿Y cómo es que la gente lo permite?  Muy fàcil, se nos vende la idea de que hay que ser un gran pudiente para acceder a beneficios que los demàs infelices no pueden tener. Hay que ser VIP para disfrutar de lo exclusivo. La exclusividad es un producto que engorda directamente al ego.
Lo peligroso del ego es que es insaciable y nos ciega. Nos hace crear enemigos, nos encadena a sus caprichos, los cuales no son parte de nuestra voluntad. Los caprichos del ego son creados externamente. Al ego no lo controlamos nosotros, lo controla el exterior. Por lo que si estamos al servicio del ego, en realidad estamos al servicio de lo que la gente con poder quiere que sigamos.
No importa que alguien gane muchìsimo dinero mensulamente si su dinero està destinado a consumir lo que le ordenan a su ego que consuma. De todas formas es tan esclavo, como el que gana poco y todo su dinero està destinado a querer aparentar un estilo de vida de cierto "nivel".
Es màs admirable alguien que gana poco y destina sus recursos al crecimiento personal y a ayudar al prójimo.

Pero la niebla no deja que uno vea las cosas así.
La niebla solo nos deja ver una sola cosa. Què otra cosa comprar con el próximo pago.

Èste tema es muy muy amplio. Contempla muchísimos subtemas e interconexiones con otros temas.
Por hoy lo dejo aqui. Ya habrà tiempo de continuar. 

Eddy Micky

2 comentarios:

  1. Hola amigo.
    Pues en este tema que compartes, estoy de acuerdo contigo, y eso algo por el que todos pasamos, por ejemplo yo siempre sentía un choque tremendo por que cuando nos mandaban a misa,(si asi es antes nos mandaban) el padre nos hablaba de todo lo espiritual pero al salir parece del templo, parece que si te fijas en lo interior es que eres un tonto, la competencia en todo que nos inculcan es brutal...

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  2. Ciertamente Javi.
    Cómo es posible que le hagan eso a los niños que son los futuros guerreros del paìs? Porquè no se inculca el trabajo en equipo, porquè no se inculca la cultura del trabajo?

    Aqui solamente se nos enseña a ser envidiosos, a tirar al que logra encumbrarse, a hablar mal de los que si son emprendedores. Culturalmente aqui se tacha de presumidos o soberbios a las personas que se esfuerzan y que exigen profesionalismo a los demàs. Estamos de cabeza. Divididos, enemistados y apàticos. Què sociedad tan tòxica, y nadie hace nada, al contrario, nos alientan a seguir asi. En fin.

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