El scouter es un dispositivo que utilizan algunos personajes de la serie de ánime japonés Dragon Ball Z (DBZ) para medir el chi en los oponentes. Con este aparato es posible rastrear a enemigos poderosos y calcular cuánto poder poseen en unidades de pelea o "FIGHT".
Dado el éxito de ésta serie de ánime, el merchandising no tardó mucho en sacar un scouter para los fans.
Obviamente es un simple juguete carente de las funciones que se le atribuyen en DBZ. Pero imaginemos por un momento que este dispositivo fuera real, supongamos que la tecnología ha logrado producir una maravilla como ésta. Después de todo ya hay teléfonos móviles capaces de realizar video-llamadas. Ya es común y casi hasta obligatorio que estos teléfonos tengan ésta y muchas otras propiedades que alguna vez fueron ideas futuristas. El GPS, monitorear cámaras a distancia, tomar fotos y video, en fin, son maravillas que hace 20 años parecían muy lejanas, que parecían parte de un futuro a muy largo plazo.
Imaginemos entonces qué podríamos hacer con un scouter en la actualidad, en este universo, no en el de DBZ, donde hay enemigos super poderosos de otros planetas. ¿Qué clase de mediciones podríamos hacer con este aparato? Quizá no nos interesaría el chi, al menos no demasiado en nuestra cultura latinoamericana. Querríamos saber por ejemplo el nivel de inteligencia de una persona. Eso definitivamente sería interesante de medir con un simple botonazo al scouter. Podríamos medir su voluntad, su tenacidad, quizá no exactamente el chi pero si su fuerza física. Ésto hablando simplemente de atributos o virtudes positivos que nos servirían en mucho para elegir amigos, pareja, compañeros de trabajo, etc.
¿Que tal que quisiéramos medir atributos más traviesos?
Atributos como la cachondez, la capacidad de emborrachamiento, el grado de locura, el grado de perversión. Podríamos saber también qué tanto le gustamos a alguien, qué tanto nos odia, qué tanto le divertimos, qué tanto le excitamos. Incluso podríamos medir qué tan mentirosa es una persona. Estaríamos desnudando totalmente las mentes de todo mundo. No habría más máscaras en la sociedad.
¿Qué tal que queremos medir algo más abstracto?
Hagamos de cuenta que podemos detectar el odio que una persona ha generado en torno a sí misma. Pensemos en el odio que se ha generado Peña Nieto (por poner un ejemplo de 2014). Si pudiéramos detectar y medir cuánto es odiado por la gente que le és adversa, podríamos tener una medición mucho más real que una encuesta Mitofsky. Un simple botonazo al scouter con Peña Nieto como sujeto de medición y podríamos saber en unidades concretas de odio qué tanto se le aborrece en México.
Pero si hay medidas para el odio, también debería haber medidas para la aceptación. Si hay medidas para la aceptación, entonces habría medidas para la sensualidad. Obtendríamos una medida concreta en unidades de sensualidad más acertada que el aplausómetro de algunos programas de TV. Sabríamos entonces quién ha despertado más fantasías eróticas: Emma Watson o Maisie Williams.
Desmenuzaríamos en gran medida la percepción humana. Estaríamos entrando a una nueva era en la que los métodos cualitativos de investigación serían expresados por números también. Poder medir así la mente y sus emociones crearía un cambio social radical.
El que un aparato logre detectar nuestros más íntimos sentimientos y emociones tendría obligadamente que impactar en la manera de socializar y de construir relaciones. Incuso impactaría fuertemente en la estructura familiar, en la de instituciones educativas, en el ámbito laboral y en sí en la sociedad en su totalidad.
No más exámenes en las escuelas, un simple botonazo nos da la calificación.
No más entrevistas de trabajo.
No más interrogatorios.
Tal transparencia obligaría a la humanidad a quitarse las máscaras y a ser "verdadera".
Cabría preguntarse si un aparato así sería comercializado. Ya que si se comercializa, al mismo tiempo se estaría promoviendo la "transparencia". Lo cual sería bastante ajeno a los intereses del mercado y en sí del capitalismo. A las masas se les inyecta falsedad desde todos los ángulos posibles.
Entonces se puede advertir que si se cuantifica cada emoción o sentimiento humano en unidades concretas, se podrían producir fórmulas matemáticas para predecir cambios psicológicos en las masas. Y si se pueden predecir, seguramente también se puedan manipular. Sería como hacer un mapa preciso de las emociones humanas, como traducir a código de 1 y 0 la mente humana. Ya con la mente estructurada en 1 y 0 lo más lógico es que se le pueda hackear.
Hay un detalle que se me estaba pasando acerca del scouter de DBZ. Los únicos que lo utilizan son soldados de elite. Lo cual no es nada alentador. Es muy probable que si alguna vez se llega a desarrollar ese dispositivo, no será utilizado en beneficio de la humanidad.
De todos modos quedan en el aire algunas preguntas interesantes: ¿Qué impacto tendría en la humanidad la transparencia interna? ¿Sería benéfico desterrar por la fuerza para siempre a la mentira? ¿La verdad nos hará libres en realidad?
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